Este Sacramento, de la Reconciliación, como los otros seis, precisan de una actitud humano, de una honra antropológica, lúcida y sincera, sin la cual la gracia del Espíritu no tiene donde enraizarse.

 

La persona, como ser para el encuentro y la fecundidad, es capaz desde la fe y a la luz de la conciencia, de hacer sus proyectos, que sin duda están sometidos a crisis, fracasos, infidelidades. Discernir cuál sea la voluntad de Dios a la luz de la Palabra revelada y expresar pública y comunitariamente la conversión es lo que hacemos a través de este Sacramento y lo llamamos Sacramento de la Reconciliación con Dios, con las personas y con uno mismo.

 

Como lo celebramos


En la parroquia los sacramentos del perdón o reconciliación los ofrecemos de dos maneras:

 

  • En confesión personal con el sacerdote, todos los días media hora antes de cada Eucaristía.

 

  • De forma comunitaria, varias veces al año.